Pon pilates en tu vida
¿Ya has probado el método pilates?
¿A qué esperas?
Un fenómeno curioso que ocurre cuando pruebas el método pilates es que pasas a ser un “fan” absoluto o que no te guste nada.
Yo, evidentemente, soy el primer caso: ¡pilatas hacen!
El proceso “fan” funciona así, o por lo menos es lo que me pasó a mí.
Me apunté a pilates después de una lesión de rodilla que requería fortalecer musculatura si quería seguir bailando, haciendo deporte durante muchos años y viviendo sin dolor. Tuve la suerte de chocar con una muy buena profesora y le comuniqué mi situación y me ayudó a adaptar ejercicios para poder trabajarlos de forma segura.
Evidentemente, en las primeras clases hacía lo que podía, puesto que aparte de la lesión, no conocía ni el método, ni los ejercicios, ni cómo debía combinar la respiración y mi cuerpo no estaba acostumbrado. Lo que tenía muy claro, quizás porque ya he vivido muchas veces el proceso de primera clase, era que todo era cuestión de tiempo que consiguiera realizar correctamente los ejercicios. Querer vivir sin dolor constante en mi rodilla y la motivación de bailar (no puedo ni imaginar la vida sin bailar) también me ayudaron a persistir en las primeras clases, donde tienes la sensación de que no tienes ni idea y parece que hay cosas que nunca serás capaz de hacer.
En la tercera/cuarta clase el cuerpo ya empieza a responder a los ejercicios y los empiezas a controlar junto con la respiración: Fase Principiante superada!!!» Las agujetas estuvieron allí desde el primer día, y más teniendo en cuenta que no me puse a una clase de iniciación precisamente… Yo me decidí por una clase grupal, pero ya partía de la base de danza, deporte, movimiento y conciencia corporal.
La sensación postclase era genial. Hacía una hora de pilates y una hora de estiramientos. Al terminar me sentía el cuerpo trabajado y relajado a la vez. Era como si flotara, como si me hubiesen masajeado.
Segons la persona i lesió pot ser molt millor opció una classe en grup reduït o particular.
Hay que tener en cuenta que cuando hay una lesión es necesario acudir al médico y/o fisioterapeuta para que nos indiquen el tratamiento a seguir. Una vez realizado este tratamiento, el pilates entra en juego como post rehabilitación, vuelta gradual a la actividad física o para reforzar o corregir lo que los profesionales de la salud nos hayan indicado.
Trabajar el cuerpo con este método también hace que trabajes la mente, concentrándote en lo que haces en ese momento y dejando fuera de la clase cualquier problema o preocupación de tu vida diaria.
Supongo que esto y los resultados que se empiezan a notar muy rápidamente hizo que me convirtiera en una fan del pilates.
Por eso pensé que debía ampliar mis conocimientos en este campo y me saqué el título de profesora de pilates. Soy pilates hacen y me encanta poder transmitir los beneficios de este método para que tú también puedas disfrutarlo.
Por otra parte está la gente que lo prueba y no puede soportar estar prácticamente 1 hora tumbado en el suelo haciendo ejercicios. El repertorio clásico es hacer ejercicios en el suelo.
Pero mucha gente que desde fuera cree que no le va a gustar y que son ejercicios suaves, que no sudas, o incluso piensan que sólo son estiramientos, se sorprenden gratamente al comprobar que estaban equivocados. Con el pilates se trabaja, ¡y mucho! Lo mejor del método es que es un trabajo progresivo para que puedas adaptarte el nivel del ejercicio al que tu cuerpo necesita y puedas progresar de forma segura ya tu ritmo.
Como puedes ver una fan no puede decir cosas malas ni intentándolo, y es que para mí son un montón de beneficios y no te puedo dejar de recomendar que pongas pilatas en tu vida!!!